Nunca hubo un color tan a gusto como Amarilla, tenue e insípida, desapercibida pero presente. Siempre había pensado en ella, hasta en el color de su mirada: nunca supe nada.
Pensando en esa Amarilla que aveces fue Roja y otras Blanca, en los lazos débiles pero seguros que sostenían mi trazo. Hoy ha vuelto a aparecer esa acuarela que brillaba. Esa acuarela ha vuelto a llamarse como antes. También tomó forma, ahora dicen que la han visto volar cerca del sol y sin cuidado. Ha vuelto a pararse en mi hombro y dormida lentamente se ha quedado.
En sus alas hay letras e imágenes que la hacen bailar. Ha vuelto a tener esa mirada de curiosidad, dicen que ahora soluciona problemas. Es un gusto voráz el que tengo, lleno de ansias y expectativas. Esperar a lo nuevo, a lo que no existe.
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